En estos tiempos difícil de aislamiento obligatorio, la ESEA N°1 no quiere dejar de recordar a los hombres y mujeres de la gesta de mayo.
Hoy, 25 de Mayo, celebramos un
feliz acontecimiento para nuestro país: el 210 aniversario del 25 de mayo de 1810, cuando se conformó el primer
gobierno criollo en el Cabildo de Buenos Aires, pasando del virreinato a las
Provincias Unidas del Río de la Plata, que entonces incluía a Paraguay, Uruguay
y parte del actual territorio de Bolivia.
Celebración entonces que marca una esperanza y un compromiso a través de
los hechos, una transformación como punto de partida en la continuidad de la
historia.
Estamos en nuestro país argentino en tiempos difíciles. Un mundo cada vez más globalizado ha tendido
a través de las épocas a ubicarnos en la economía mundial, como un país exportador
de materias primas con una distribución inequitativa de las riquezas y un
fenómeno de exclusión social. Este largo
proceso se inició con el descubrimiento y conquista españolas, pero con el
surgimiento de los criollos, hijos de españoles nacidos en América, nació
también el deseo de ocupar en forma progresiva, roles fundamentales en la
organización social, económica y política y de crear nuevos horizontes para
estas tierras. Los ideales de la
revolución francesa, “Libertad,
fraternidad e igualdad”, comenzaron a ser parte fundamental de ese deseo y
lo expresaron nítidamente a partir del 25 de Mayo de 1810 y formalmente el 9 de
Julio de 1816 con la firma del Acta de Independencia. Luego, fueron muchas las
generaciones hasta nuestros días que debieron enfrentarse en contextos
diferentes con las tendencias de dominación política y económica que, como
antes, no solo han traído consecuencias para nuestro país, sino también para
cada uno de nosotros como individuos, como ciudadanos.
La influencia creciente de los medios masivos de comunicación en la
consagración del imperio de la imagen por sobre las letras, la fragmentación
del discurso y por ende la del sujeto y su identidad, la condición posmoderna
en la ruptura de la linealidad de la historia y en una visión individualista de
la realidad han planteado y plantean las consecuencias por todos conocidas: un
mundo de apariencias e incertidumbres en donde el pasado y el futuro se han
vuelto una ilusión desvanecida en el aire bajo el dominio del presente, del
aquí y ahora.
A esta tendencia, respondemos hoy con la memoria y con la esperanza a
través de la acción crítica y reflexiva como pueblo, restaurando el relato de
la memoria individual y colectiva, pensando en la dignidad, defendiendo
nuestros derechos, haciendo honor a nuestras obligaciones, comprometiéndonos en
construir juntos un futuro que nos integre a todos, en solidaridad. Como dijimos, estos tiempos, todos los
tiempos con justificadas razones demandan a la Escuela la enseñanza y
aprendizaje de saberes y conocimientos ligados a los avances tecnológicos
continuos y crecientes, fines instrumentales, necesarios para estar capacitados
para la vida laboral; pero también nuestra Escuela debe cumplir su rol en la
formación de ciudadanos y de artistas como sujetos históricos, actores de sus
propios destinos, seres humanos libres y comprometidos en una comunidad
democrática, respetuosos de las minorías, del disenso. Porque el pensamiento y
la acción se constituyen mutuamente en un proceso de reconstrucción permanente,
en un contexto social vivo y bajo premisas éticas, social y democráticamente
establecidas. La Educación, esta Escuela
de Arte, tiene entonces un rol transformador fundamental: el de enseñar y
aprender desde la sociedad y hacia la sociedad, construyendo certidumbres que
posibiliten la transformación como una utopía que nos oriente y que esté sujeta
a la revisión: saber quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos en
acción creadora colectiva de alumnos y alumnas, padres y madres, docentes, no
docentes, equipo directivo, de nuestra comunidad educativa toda.
Al comienzo, dijimos que este es un feliz acontecimiento histórico, de
celebración, esperanza y compromiso. Hablamos de historia. Vicente López, un poeta, un artista estrechamente
ligado al futuro del país en plena gesta de la Independencia argentina, nos
dice en nuestro himno que “se levanta en la faz de la tierra una nueva y
gloriosa nación”. En este momento de nuestra historia, en la cual además
nuestro pueblo se ve afectado por la pandemia vinculada a la propagación del
COVID-19, nuestra escuela se eleva y construye en el trabajo de todos los días,
bajo ese mismo ideal. Renovemos juntos
ese compromiso. Cuidémonos. Gracias.
HIMNO NACIONAL ARGENTINO
"Gustito a mistol" (zamba)
"Milagro del tiempo" (zamba)